La madurez emocional no depende de la edad. Por supuesto, cuando una persona gana en experiencias de la vida y aprende de ellas, puede lograr el crecimiento emocional. Pero esto no es siempre el caso. La vida por lo general no sigue un modelo lineal.
Ser fuerte emocionalmente no es solo un propósito, sino un trabajo que requiere mucho esfuerzo y atención. Esta capacidad recibe el nombre de resiliencia y permite al individuo hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y ser transformado positivamente por ellas.
